Mercurio es el planeta más proximo al Sol. A causa de esta proximidad resulta bastante dificil de observar, a pesar de ser bastante brillante. Solo se puede observar durante unos pocos dias en cada una de sus órbitas, cuando se encuentra aparentemente más alejado del Sol (máxima elongación). Este diagrama intenta aclarar esa situación. No he dibujado la órbita de Venus, que se encuentra entre la de Mercurio y la de la Tierra, y por supuesto ni los tamaños ni las distancias estan a escala.
Las zonas rojas de la órbita de Mercurio representan los instantes en los que el planeta puede llegar a verse a simple vista desde la Tierra. Bueno, en realidad existe otra situación menos frecuente, que es cuando Mercurio se encuentra entre la Tierra y el Sol. En esos momentos y desde algunos lugares de la Tierra puede llegar a verse el diminuto disco del planeta cruzar por delante del Sol. Son los fenómenos conocidos como tránsitos de Mercurio. En último se produjo el 8 de noviembre del 2006 y no volveremos a ver otro hasta el 9 de mayo de 2016. Hay que destacar que los tránsitos, al igual que los eclipses solares no son fenómenos globales. Hay que estar situados en determinadas regiones sobre la superficie de la Tierra para poder observarlos.
Las apariciones normales de Mercurio, es decir las que no suponen un tránsito, se producen alternativamente antes de salir el Sol (matutina) o justo despues de esconderse (vespertina). En estos momentos estamos en plena aparición vespertina de Mercurio. Además, en estos momentos tenemos a Venus muy brillante en el cielo justo al atardecer, por lo que nos puede servir de guía para encontrar al esquivo Mercurio.
Aquí teneis una simulación realizada con Stellarium de las posiciones de Venus y Mercurio en los próximos dias. En el diagrama se muestra el aspecto del cielo unos treinta minutos despues de haberse puesto el Sol. Se debe mirar en dirección Sur Sur-Oeste. Si lo llegais a observar podeis dejar en los comentarios vuestras impresiones.
El momento idoneo será alrededor del sábado 10 de Febrero en el que Mercurio se encontrará lo más alejado del Sol que puede estar y por lo tanto se verá menos afectado por su brillo. Para observarlo se recomienda tener un horizonte oeste lo más despejado posible y sin brumas ni nubes.