big one, originally uploaded by phil dowsing
El otro día estaba chateando con mi amigo Dani, el blogguer de Digital Street Shooter (en sus dos versiones, inglesa y castellana). Como casi siempre estos chats mañaneros derivan en disquisiciones sobre lo divino y lo humano. En esta ocasión nos metimos en los escarpados senderos que llevan hacia los distintos modos que hay de entender la fotografía.
En un momento dado Dani hizo la siguiente analogía:
Hay muchos fotógrafos que van a cazar fotos… Es el enfrentamiento atávico entre los cazadores/recolectores y los agricultores.
El agricultor siembra sus fotos. Y las hace crecer. Y al final, las recolecta. Es mucho más productivo, y sobre todo reproducible.
Pero para poder ser agricultor hay que desarrollar esa pieza del equipo que llevamos encima de los hombros. El cazador, siempre le echa la culpa a su arma de haber “cazado” la pieza.
El agricultor se lamenta de no haber sido suficientemente hábil para saber que ese invierno iba a ser más largo y aún no había que sembrar para evitar las heladas tardías…
La postura del cazador es mucho más cómoda. La culpa nunca es suya. Es como con mi hijo pequeño: Todo es culpa de los demás. Pero el tiene cuatro años.
No deja de tener razón, aunque evidentemente, como siempre que se toma partido, se minimizan las virtudes de la otra parte.
Un buen cazador ha de saber encontrar a sus presas. Ha de soportar la lluvia, el viento y el Sol. Ha de andar mucho, nada de quedarse en la paz de su huerto. Ha de ser capaz de seguir un rastro, quedar al acecho y disparar en el momento oportuno… o no cobrará la pieza.
Pero aún así, con sus defectos, o mejor dicho, con su punto de vista interesado, creo que esta imagen contiene un gran poso de realidad.
Honey Pears, originally uploaded by borealnz.
Somos así: cazadores o agricultores. Nos gusta tener una escopeta grande y rápida y tirarnos al monte a ver lo que encontramos. O por el contrario nos ensimismamos oyendo crecer la hierba para luego recolectar una simple pera. Inmaculada, de proporciones perfectas y con un aroma dulce que te llena la boca de saliva. Pero una pera, al fin y al cabo, para el cazador que regresa hambriento después de recorrer medio bosque en busca de algo más contundente que llevarse a la boca.
Y ese creo que es una de las razones que provoca muchas tensiones y discusiones en los foros de fotografía. Los cazadores no aprecian a los agricultores. Y los Señores de los Rábanos no entienden a que irse tan lejos para luego no ser capaz de sacar más partido a la situación.
Un buen tema para reflexionar. Y ya seas cazador o agricultor, recuerda que los otros chicos no es que sean malos o tontos, simplemente tienen otro modo de ver y entender la fotografía. Lo mejor, como siempre, intentar cazar sabiendo como cultivar. Siguiendo con el símil agropecuario, es lo que podríamos llamar…. ganadería.